sábado, 31 de julio de 2010

Una lágrima, por favor

Voy a sincerarme. A veces... a veces intento hacerme el fuerte pero calculo mal el punto de dureza y se me fractura la pose y se destapa la impostura. Lo esperanzador del asunto es que la frecuencia con la que se me presenta este fenómeno es baja, con una intensidad de leve a moderada.

Y digo esto porque días atrás en plena sesión doméstica de cine apareció la careta de superhombre. He de reconocer que enseguida percibí los derroteros que tomaba la película y decidí entrar en modo macho rudimentario I. Reinicié sesión como usuario Rambo y activé el nivel de máxima seguridad de mi cortahemorragias lacrimal. Todo un éxito. La sucesión de situaciones trumáticas que habían perpetrado los guionistas era interminable y ahí me tienes, fresco como un pingüino y sin restos salinos en las mejillas.

Sin embargo el sistema no es perfecto y si Bill Gates lo tiene claro, figúrate este escribano. Primero se detectó una pequeña fuga en el trastero de la empatía -palabra de uso cotidiano en familia- cuando una de las coprotagonistas, huérfana y sin más anclaje a este mundo que un novio ex toxicómano que vive con su ebrio y violento padre y al que abandonó su madre cuando era un niño, se da cuenta que a su alma gemela le quedan pocos años de vida. Por mucho que elevé el nivel de alerta del sistema la minúscula vía de agua que buscaba su camino de evacuación en mi órbita ocular, cada vez se hizo más grande hasta que inundó la sala de máquinas. Llegados al momento de la terrible pérdida, las claraboyas reventaron hasta anegar mis ojos. Se dispararon las alarmas y los equipos de testosterona de emergencia salieron al rescate. Era demasiado tarde y nada pudieron hacer para contener la catarata de emociones. Este es el testimonio de un valiente que presume de cobarde. Porque ganar batallas es sencillo; porque perderlas y sentirse reconfortado es complicadísimo. Y yo en ese terreno me siento cómodo. Así es.

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lunes, 19 de julio de 2010

El triunfo del hombre bueno

He disfrutado horrores leyendo un extraordinario artículo de Luis Gómez sobre Vicente Del Bosque en el suplemento Domingo de El País. Cuando llegas al último punto has entendido qué ha sido el señorío, de dónde ha mamado y cómo esos valores que parecían casposos y trasnochados se han convertido en el paradigma del actual manual de éxito sobre gestión de grupos. Resulta curioso como los que hace años fueron los detonantes de su salida del Real Madrid -diálogo y convicción frente a imposición o mano dura, moderación frente a impulsividad- ahora son ejemplos de la vanguardia en la gestión de recursos humanos. Y con ellos parece que también se puede ganar un Mundial. Me quedo con este extracto del reportaje:

[...] "Se podría decir que Del Bosque cumple con el perfil del líder del siglo XXI. Ha sabido dirigir y crear un equipo humano con los valores y la actitud que exige la sociedad actual. No avasalla con sus decisiones, sino que convence y da seguridad con su templanza... Del Bosque [...] ha sabido repartir papeles haciendo sentir a todos que eran parte de la victoria y parte de la derrota. Se ha cumplido de esta forma con una de las teorías en la gestión empresarial y gestión de los recursos humanos que más importancia tiene en la actualidad: la orientación hacia los grupos de interés, es decir, hacia sus jugadores, técnicos, personal de apoyo, afición, periodistas y especialmente a sus rivales, a quienes siempre ha demostrado el máximo respeto, tanto a través del juego de sus jugadores como fuera del terreno de juego"... [Aquí puedes leer el reportaje completo]

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martes, 13 de julio de 2010

Wikileaks, la pesadilla de los que ocultan algo

Hace tiempo que vengo siguiéndole la pista a un asunto que me llamó mucho la atención desde que leí este artículo hace algunas semanas. Se trata de la web WikiLeaks, cuyo propietario es el hacker y periodista australiano Julien Assange, especializada en la difusión de información confidencial. Utilizan la encriptación de las comunicaciones a partir de un software especializado para conseguir que sus fuentes les faciliten todo tipo de documentación confidencial preservando en todo momento su anonimato, aprovechando toda una compleja maraña de servidores internacionales que impiden que se le pueda seguir la estela a los comunicadores. Documentos gubernamentales que revelan secretos militares y comportamientos poco éticos por parte de empresas y multinacionales, reuniones clandestinas con sede en países con regímenes totalitarios, revelación de crímenes de estado en zonas donde no se respetan los derechos fundamentales de las personas etc. En definitiva, una auténtica pesadilla para los que manejan los hilos y que pretenden seguir ocultos tras sus máscaras de impunidad. Es de orden público el interés de las fuerzas de inteligencia de EE.UU. por dar con el paradero del pirata Assange y hacerle unas preguntitas. La amenaza de publicar cerca de 200.000 documentos clasificados tiene la culpa, puesto que nadie olvida el efecto nefasto que tuvo para la reputación del país el hecho de que saliera a la luz pública un vídeo sobre un ataque aéreo a civiles en Afganistán. Su objetivo, según sus propias palabras y siempre bajo una escrupulosa supervisión legal, es éste:


[...] "Wikileaks puede convertirse en el servicio de inteligencia más poderoso de la tierra. Un servicio de inteligencia de la gente. Éste será un open source, un servicio democrático e inteligente. Y éste será más ético y menos partidista que cualquier servicio de inteligencia gubernamental. Por ello será más preciso y más relevante. No tendrá intereses comerciales o nacionales de fondo, sino que su único interés será la libertad y la veracidad de la información. A diferencia de las actividades secretas de los servicios de inteligencia, Wikileaks informará a los ciudadanos por encima del poder establecido sobre la verdad en el mundo.


Wikileaks será la valvula de escape para cualquier miembro de un gobierno, para cualquier burócrata o empleado de una corporación, que esté informado de asuntos embarazosos que la institución quiera ocultar, y de los cuales el público necesite tener noticia. Aquello que la conciencia no puede contener, y que injustamente se disimula como secreto institucional, Wikipedia lo transmite a todo el mundo..." [+ aquí]
       

Para saber más acerca de la filtración del vídeo del ataque a civiles afganos por parte de un helicóptero Apache del ejército estadounidense os recomiendo este artículo: "The strange and consequential case of Bradley Manning, Adrian Lamo and WikiLeaks" (para solventar problemas con el idioma os sugiero que paséis el enlace por Google Translate).

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lunes, 12 de julio de 2010

Las nuevas rutas del periodismo

Arianna Huffington, cofundadora y editora de The Huffington Post, sobre las nuevas fórmulas de promocionar el periodismo de investigación sin ánimo de lucro:


[...] "Hay un montón de webs locales que están investigando, financiadas por fundaciones, particulares, o sea, que ésta es una vía, no solo de preservar el periodismo de investigación, sino de hacerlo mejor. A los medios tradicionales se les escaparon dos de las grandes historias de nuestro tiempo: la inexistencia de armas de destrucción masiva en Irak y lo que nos llevó a la crisis financiera". [La entrevista completa en ElPaís.com]


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El día que nunca pensé que llegaría...
































Portada de Abc.es vía Clasesdeperiodismo.com

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viernes, 9 de julio de 2010

No es oro todo lo que reluce































Fotografiado en las calles de Sevilla...


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miércoles, 7 de julio de 2010

Cuánto vale nuestro tiempo

Hace tiempo que vengo dándole vueltas a una idea que me asalta constantemente, a veces por sorpresa, sobre la necesidad imperiosa de comprar tiempo libre al peso. Mientras compruebo a menudo como se trata de una preocupación que ocupa y preocupa a mucha otra gente, empiezo a darme cuenta de que existe una corriente de opinión cualificada -gurús del mundo empresarial, líderes de opinión, prensa especializada...- que apuesta por un cambio inminente en la concepción y ejecución de nuestras jornadas laborales. Quizá ni tú ni yo lo toquemos con las manos, y muy probablemente tampoco lleguemos a observar como disfrutan de ello nuestros hijos, pero estoy convencido de que ese día tiene que llegar.

Hoy me he topado de bruces con un post que aborda el tema desde un punto de vista muy gráfico, consiguiendo que te veas fielmente reflejado en cada detalle de la jornada de trabajo que nos relata a continuación Recuerdos de Pandora:


El coste de mi tiempo y el precio de la felicidad

Suena de nuevo el despertador. Es lunes y no queda más cojones que volverme a levantar. Otra vez me esperan ocho horas de trabajo, que al final, suponen mucho más que simplemente ocho horas. En la oficina está mal visto oler mal, y con el calor que hace por las noches en mi apartamento, hace que la ducha sea indispensable. Teniendo en cuenta que para llegar al edificio donde trabajo tengo algo más de una hora y que amablemente me dejan dos horas para comer, en total son cerca de trece horas las que dejo trabajando cada lunes.
Digo cada lunes, pero la verdad es que si fuera únicamente cada lunes no me supondría un gran trauma. La realidad es mucho peor. Las mismas horas que empleo el lunes las tengo que emplear el martes, el miércoles, el jueves e incluso el viernes. Cada día con el cansancio del día anterior y únicamente pensando en que cada vez el fin de semana queda más cerca.

Al final, son un total de sesenta y cinco horas a la semana que tengo totalmente ocupadas cuarenta y siete semanas al año. Si al menos mi trabajo fuera gratificante no tendría queja alguna, pero la realidad no es esa. El trabajo que tengo simplemente es el resultado de una serie de decisiones que tomé en un momento dado evitando únicamente opciones a priori peores. Lo bueno es que al menos el tiempo que paso en mi trabajo no sufro, y la compañía es agradable, pero haciendo contrapeso está la fuerte desazón de saber que cada noche cuando llego a casa no me siento gratificado por el trabajo que he hecho.

Cierto es que todos los meses recibo religiosamente mi nómina, lo que me permitiría, si quisiera, presumir de no tener problemas económicos. Pero el dinero no es felicidad, ni tampoco ayuda en exceso. Lo más preciado que tengo en esta vida es el tiempo y, por mucho dinero que gane, no podré comprar de ningún modo esas sesenta y cinco horas que cada semana trabajo para emplearlas en algo mucho más gratificante...[continúa aquí]

Para conseguir una correcta interpretación del texto es más que recomendable que obsequies a tus oídos con esta excelencia del rock...

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