martes, 19 de mayo de 2009

Estamos rodeados

Y por todas partes. Es como si hubiera un casting permanente para notas e imbéciles y las colas llegaran hasta el Monasterio de Lourdes. Todos sabemos que uno de los sectores más devastados por la crisis es el del automóvil. Resulta que al igual que otros gobiernos internacionales, el de esta España de alquiler por regiones, autonomías o países (según PIB per cápita) ha decidido hacer algo. Si contemplamos el panorama nos podemos dar con un canto en los dientes, aunque exijo que conste en acta que ni quiero ni pretendo defender a nadie. Me basta y con creces con aguantar el tirón y me importa un anca y parte de la otra si futano o mengano son conservadores o progresan adecuadamente. Pues bien, prepara tus tímpanos para lo que vas a leer (y me quedo tan ancho). Sintonizo una emisora de radio -no diremos cuál para no desprestigiarla con un oyente como yo- y escucho a una persona que representa a nosequé asociación, criticar con dureza la medida pro rescate del automóvil. El cernícalo en cuestión decía que "este plan choca frontalmente con las políticas de desarrollo de los medios de transportes públicos de los últimos años, para reducir la utilización del automóvil particular y las emisiones de CO2".

Hay que ser burro salvaje para decir soberana gilipollez. Si no te parece bien la medida, cojonudo, adelante con tu disconformidad. Pero, como mínimo, lo que debes hacer es proponer alguna alternativa, gañán. Resulta que este purista de la preservación del medio ambiente no ha tenido en cuenta las miles y miles de familias que viven directa e indirectamente de la fabricación y mantenimiento de vehículos a motor. Si pretende proponer un debate profundo, que lo haga sin necesidad de recordarnos tan elocuentemente que venimos del simio. Por supuesto que el chollo que han tenido o tienen algunos con la dependencia del transporte privado de los combustibles fósiles es censurable y hasta punible. Qué a estas alturas de la película podríamos haber reemplazado la contaminación del petróleo por gasóleo a base de piel de legumbre; seguro. Pero llevar el escenario de una medida a la desesperada para salvar el culo y el mendrugo de pan a muchas familias, a si en las ciudades se debe o no utilizar el vehículo particular es de mentecatos. Pido encarecidamente que con la que está cayendo se incorporen sistemas de control de imbecilidades. La figura de un moderador en cada medio no estaría nada mal. Tendría potestad para interrumpir cualquier intervención de alguien mandándolo a la puta calle sin derecho a réplica. Nunca mais, cap de fava amb orelles, que esto no es el Club de la Comedia. Ya espero ansioso a ver quién será el primer perjudicado que denunciará la futura informatización de las escuelas españolas, aludiendo a un supuesto fomento del mercado negro de portátiles a precio de ganga.

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