lunes, 25 de enero de 2010

Periodismo VIP

Me recomendó un buen amigo que leyera el artículo "Periodistas... ¿o niños de papá?" que publicaba El Mundo el pasado viernes. Se trata de un texto que pone al descubierto el nuevo perfil de los enviados especiales a situaciones de conflicto y los corresponsales de guerra. Si la noticia en cuestión no tiene desperdicio, menos aún el artículo adjunto de Arturo Pérez-Reverte. Os detallo algunos fragmentos estelares de El síndrome de el Coronel Tapioca:

"Hace treinta y dos años desaparecí en la frontera entre Sudán y Etiopía. En realidad fueron mi redactor jefe, Paco Cercadillo, y mis compañeros del diario 'Pueblo' los que me dieron como tal; pues yo sabía perfectamente dónde estaba: con la guerrilla eritrea. Alguien contó que había habido un combate sangriento en Tessenei y que me habían picado el billete. Así que encargaron a Vicente Talón, entonces corresponsal en El Cairo, que fuese a buscar mi fiambre y a escribir la necrológica. No hizo falta, porque aparecí en Jartum, hecho cisco pero con seis rollos fotográficos en la mochila; y el redactor jefe, tras darme la bronca, publicó una de esas fotos en primera: dos guerrilleros posando como cazadores, un pie sobre la cabeza del etíope al que acababan de cargarse. Lo interesante de aquello no es el episodio, sino cómo transcurrió mi búsqueda. La naturalidad profesional con que mis compañeros encararon el asunto"...


[...] "Mucho ha cambiado el paisaje. Ahora, cuando a un reportero, turista o voluntario de algo se le hunde la canoa, lo secuestran, le arreglan los papeles o se lo zampan los cocodrilos, enseguida salen la familia, los amigos y los colegas en el telediario, asegurando que Fulano o Mengana no iban a eso y pidiendo que intervengan las autoridades de aquí y de allá -de sirios y troyanos, oí decir el otro día-. Eso tiene su puntito, la verdad. Nadie viaja a sitios raros para que lo hagan filetes o lo pongan cara a la Meca, pero allí es más fácil que salga tu número. Ahora y siempre. Si vas, sabes a dónde vas. Salvo que seas idiota. Pero en los últimos tiempos se olvida esa regla básica. Hemos adquirido un hábito peligroso: creer que el mundo es lo que dicen los folletos de viajes; que uno puede moverse seguro por él, que tiene derecho a ello, y que Gobiernos e instituciones deben garantizárselo, o resolver la peripecia cuando el coronel Tapioca se rompe los cuernos. Que suele ocurrir"... [Artículo completo en XLSemanal]

2 comentarios:

Haruki de la Mancha dijo...

Yo a este hombre mucho cariño no le tengo, pero reconozco que hay determinadas profesiones/situaciones que llevan implicito un riesgo que es de suponer conozca todo aquel que se exponga. Pero, aún sin pruebas de ello, quiero pensar que esto lleva pasando mucho tiempo, lo que ha cambiado es la necesidad de morbo que marca un editorial televisivo, la revuelta en el rio que organizan algunos politicos, o simplemente que el sufrimiento vende...claro cuando es el ajeno.

A su disposición y a los pies de su señora e hijo querido H.

Hache_Romero dijo...

Nos estamos aburguesando todos en general. Y este gremio no va a ser una excepción. Resulta cuanto menos curioso que te marches a cubrir los excesos de la guerra en una región con la ley de las balas, y pretendas que un halo de derechos humanos te rodee el cuerpo cual escudo, y te permita campar a tus anchas en la primera línea de fuego.

Bruno ha pedido su cabeza por cuestionar al oráculo Reverte. Cantando un par de himnos del RCD Mallorca se le exonerará de tal imprudencia.