-¡Hola!
-Hola.
-¿Qué haces?
-Aquí. ¿Y tú?
-¡Quieo vel.lo!
-Sííí. ¡Quieo vel.lo!
-¿Y la escoleta?
-Sííí. ¡Pam pam colete!
-¿Qué has comit?
-Pastelitos y...
-Jesusito y Tomasín son tus amigos, ¿eh?
-Sííí.
-Eres un cachondo...
-Sííí. Eres un cachondo...
-(Risas)
-Voy vestido de cachuli.
-¿Cómo? (carcajadas)
-Los pantalones por aquí...
El otro interlocutor tiene que dejar el teléfono superado por una risa nerviosa.
Fin de la "conversación" entre un "adulto" de 31 años y su sobrino de 3.
Al observar las pruebas más que evidentes de que el peso de la conversación estaba en manos del individuo escandalosamente más joven, los asesores de la parte contraria (kioskero, vecino del ático con solárium y demás gente de fiar) le aconsejaron que no revelara su identidad bajo ningún concepto.
Y, por supuesto, yo siempre hago caso a mis asesores.
Cita postuaria: "En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta." (Pablo Neruda)
lunes, 22 de diciembre de 2008
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2 comentarios:
Jajaja! Aiiins... yo tampoco revelaré las identidades... previo pago de un dinero, claro... ;)
Vete dictándome tu número de cuenta, anda...
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