Leo en CincoDías.com (vía ¡Qué paren las máquinas!) las conclusiones de las investigaciones periodísticas sobre el volumen de negocio de la empresa armadora del Alakrana y se me ponen los ojos en trance. La empresa propietaria del atunero secuestrado, y de otros tres buques más, acumuló unos beneficios netos en 2008 de 5.8 millones de euros. (disculpad si hay orrores ortopédicos pero es que con la otra maano voy markando el númbero de astilleros para pedir pres upuesto a ver si manimo...)
Os propongo un inocente caso práctico: Un propietario de un taxi se topa con un dilema ante dos caminos profesionales. Ruta 1: A base de carreras con origen o destino en un barrio conflictivo, con delitos de sangre al por mayor y un índice de delincuencia cercano al del Bronx, consiguiendo una facturación de entre cuatro y cinco mil euros/mes, por poner una cantidad, a sabiendas de que en cualquier momento puede estar pilotando por última vez. Ruta 2: Efectuar un replanteamiento del negocio con la intención de cambiar sus itinerarios por otros más confortables, aunque de menor rentabilidad, que le garanticen unos beneficios de alrededor de 1.800 euros/mes, colmado de ilusión ante la posibilidad que se le abre ante sí de poder acudir a la ceremonia de graduación universitaria de sus hijos.
Opinen y hagan sus apuestas...
2 comentarios:
Buena reflexión, y en mi caso, me la juego... Si sale bien ... genial, que no ... mala tarde.
:)
Hay muchos más grises que blancos y negros. Yo no me la juego ni loco. Disfruto mucho de mi vida privada y no me compensa jugármela. Seguro que este argumento se puede rebatir pero por ahora me lo hago propio.
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